Reduce, reutiliza, recicla (3R) La palabra, toma la palabra.
En la sociedad contemporánea surgen palabras importantes que requieren nuestra especial atención para la protección del medio ambiente, son tan imprescindibles que las unimos para formar un símbolo que es de muy fácil identificación y hay una sencilla fórmula para recordarlas: 3R. Podemos echar un vistazo para comprenderlas mejor.
Reducir, es una palabra polisémica (palabra que tiene muchos significados) pero que, para una visión ecologista y ambientalista, que es la que nos interesa, se asocia con disminuir o aminorar el consumo de algunos productos, o de estrechar, ceñir, o simplificar el número de objetos, por ejemplo, de calzado o pantalones por persona, o bien adquirir cosas más pequeñas como los electrónicos que han disminuido su tamaño, o de plano eliminar algunos consumos o servicios.
La toma de conciencia por el cuidado del planeta a desembocado en diversas corrientes. Desde esta perspectiva, la de reducir, tenemos a los movimientos culturales minimalistas que sostienen que “lo poco es mucho”. Hacen énfasis en la importancia de la simplificación como un nuevo estilo de vida y consideran que “lo pequeño es bello”. Asimismo, nos invitan a practicar la mesura como el valor por excelencia con la intención de evitar caer en la codicia desmedida de obtener de todo.
Reutilizar, es una palabra de más fácil manejo y entendimiento que se está arraigando en la práctica cotidiana de la ciudadanía y de los consumidores. Esta palabra significa, como lo dice el Diccionario de la Lengua Española (DLE): volver a utilizar algo, bien con la función que desempeñaba anteriormente o con otros fines”, por ejemplo; el empleo de las hojas de papel, que de un lado puede aparecer un texto (quizás literario), y del otro lado de la hoja, se encuentra un exquisito dibujo iluminado con un portentoso árbol que un niño de cuatro años elaboró.
Reciclar, es una palabra que nos ofrece por lo menos dos significados básicos: uno vinculado al mundo ecologista de las materias primas y de los productos ya confeccionados, en el que se: “somete un material usado a un proceso para que se pueda volver a utilizar” (DLE) por ejemplo; las cajas de cartón que se puede volver a reciclar, para volverlas hojas de papel, u otra variante de cartón.
La otra dimensión de reciclaje tiene que ver con la condición y el rostro humano, y es el que se asocia a: “Dar formación complementaria a profesionales o técnicos para que amplíen y pongan al día sus conocimientos; o bien, dar una nueva formación a profesionales o técnicos para que actúen en otra especialidad” (DLE)
Cada palabra y concepto, así como la práctica ecológica misma que esto implica, requiere un tratamiento amplio y por separado, sólo que aquí presentamos un breve acercamiento para tener una visión de conjunto.
