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Carta del Gran Jefe Seattle; una visión ecológica generosa

Para la problemática ecológica mundial contemporáneo, en ocasiones es de mucha ayuda poner la mirada no en la modernidad ni en el futuro, sino en las expresiones culturales del pasado, en este caso, nos referimos a los pueblos originales del continente americano, en particular, nos remitimos a la Carta del Gran Jefe Seattle, de la tribu de los Swamish.  

El Jefe le dirige la misiva al presidente de los Estados Unidos de América de aquel entonces, Franklin Pierce, en 1854. 

El mandatario norteamericano hizo una oferta por una gran extensión de tierras del noreste del territorio en la que vivían los indios Swaminsh, ofreciendo en contrapartida crear una reserva para el pueblo indígena. La respuesta del Jefe indio Seattle, que se presenta en una carta memorable, ha sido considerada, a través del tiempo como uno de los más bellos y profundos manifiestos a favor de la defensa del medio ambiente.  

Próxima a cumplir 170 años de su aparición, vamos a ofrecer algunos fragmentos e ideas de su contenido. Consideramos que es posible nutrirnos de otras visiones sobre la naturaleza y la ecología, que tiene una gran riqueza y amor a la vida. 

En la introducción de la Carta, tenemos esta poesía sobre lo sagrado de la madre tierra: 

“¿Cómo se puede comprar o vender el cielo o el calor de la tierra?, esta idea nos parece extraña. Si no somos dueños de la frescura del aire, ni del brillo del agua, ¿Cómo podrán ustedes comprarlos? 

Cada pedazo de esta tierra es sagrado para mi pueblo, cada aguja brillante de pino, cada grano de arena de las riberas de los ríos, cada gota de rocío entre las sombras de los bosques, cada claro en la arboleda y el zumbido de cada insecto son sagrados en la memoria y tradiciones de mi pueblo. La savia que recorre el cuerpo de los árboles lleva consigo los recuerdos del hombre piel roja.” 

La pertenencia a un “gran todo mayor a uno mismo” se aprecia en estas líneas: 

“Somos parte de la tierra y ella es parte de nosotros. Las flores perfumadas son nuestras hermanas, el venado, el caballo, el gran águila, todos son nuestros hermanos. Las escarpadas montañas, los húmedos prados, el calor de la piel del otro y el hombre, todos pertenecemos a la misma familia.” 

La tierra no es una cosa sino un Ser. 

“Trata a su madre, la tierra y a su hermano, el cielo, como cosas que se pueden comprar, saquear y vender, como si fuesen corderos o collares que intercambian por otros objetos. Su hambre insaciable devorará todo lo que hay en la tierra y detrás suyo dejaran tan sólo un desierto.” 

Hemos apreciado unos cuantos párrafos de este documento. Hay más que compartir de esta Carta del Gran Jefe Seattle, pero también existe una interesante polémica en relación a este texto; una y otra cosa queda pendiente para próxima ocasión. Esperamos que este breve escrito pueda inspirarlos a que conozcan con amplitud y profundidad esta Carta, si esto lo logramos estaremos más que satisfechos. 

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